Aunque Modigliani es más conocido por sus pinturas, él en realidad lo que quería ser es escultor, pero como no tenía muy buena salud y esculpir la piedra le suponía mucho esfuerzo, se conformó con los pinceles.
Les enseñé a los niños algunas de sus esculturas, esas caras alargadas de lineas sencillas que tanto recuerdan a las máscaras africanas y después con arcilla interpretaron al maestro.
Mientras modelábamos, fantaseamos con que fuesen los miembros de una misma familia. Yo les hablé de la familia Cebolleta, y a Suli, tan ocurrente como siempre, se le ocurrió que podíamos bautizarlos como la familia Pepinillo.
La cabeza de Filippo parece un actor de kabuki.¡Qué expresividad!
Esta con ojos de gato es la de Marta.
Suli, que viene mucho al taller, hizo dos cabezas. Esta de aire africano con esos superlabios que tanto le gusta hacer...
...y ésta otra, sacándonos la lengua, con la que tuvo algunas dificultades técnicas...
Pero nada que no se pudiese solucionar con un poco de cola.
Anna modeló esta señora con cara de buena persona.
Y esta es la Adri, con ese color como de dolencia hepática.
¡¡Simplemente, precioso!!!....
ResponderEliminarSin en lugar de decidir llamaros "Familia Pepinillo" os hubieseis apodado "Familia Pepino", estoy convencida que las esculturas se utilizarían para la campaña publicitaria "Estamos contigo, pepino", "Yo también soy un pepino", "Arriba el pepino, abajo la salchicha ","No me salio patata es que es pepino", "Modigliani era un pepino que le gustaba la cebolleta"... (Ejem...esto...no, creo que esto...mejor no).
Qué maravillosa actividad, qué imaginación contagiosa, como un virus mágico que les hace aprender a compartir y disfrutar.
ResponderEliminarQué gran trabajo se hace en ese taller.